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Recientemente se llevaron a cabo elecciones presidenciales en Colombia y el candidato presidencial de extrema derecha, Iván Duque, obtuvo el 39 % de los votos; mientras que el candidato de extrema izquierda, el ex guerrillero del M19, Gustavo Petro, obtuvo el 25 %.
Como es bien sabido por todos, el actual gobierno de Colombia en cabeza del presidente Juan Manuel Santos, logró llevar a la guerrilla de las Farc a negociaciones de paz, logrando el objetivo, pero resulta que el actual candidato de extrema derecha, Iván Duque, es patrocinado e impulsado directamente por el ex-presidente y actual senador Alvaro Uribe Vélez y entre sus propuestas de gobierno, está precisamente romper ese acuerdo de paz con las Farc.
Aunque la alianza Hezbolla – Farc, está cimentada exclusivamente en las rutas del narcotráfico hacia el Medio Oriente y Europa, algunos expertos aquí en Colombia aseguran de que se trata de una alianza estratégica, militar para combatir al entrante gobierno de Iván Duque, quien es calificado por la opinión pública de nuestro país como un títere del senador Álvaro Uribe Vélez. Esta alianza sin lugar a dudas sería una especie de plan B por parte de las Farc, en caso de que se diera lo de la presidencia de Iván Duque, aunque todavía falta por llevarse a cabo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 18 de junio del año en curso.
No olvidemos que durante los 8 años que el ex presidente Álvaro Uribe Vélez duró en el poder aquí en Colombia, se dedicó a combatir a los terroristas de las Farc, dando de baja a varios de sus cabecillas como fue el caso de Raúl Reyes y durante el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, se opuso fervientemente a que se firmara el acuerdo de paz con las Farc.
El pasado miércoles se conoció un informe filtrado del Departamento Anti-narcóticos de los EEUU. En el mismo día, medios colombianos dieron a conocer y confirmaron que el grupo político-terrorista libanés-proiraní Hezbollah está presente en Colombia bajo una estructura clandestina denominada Organización de Seguridad Externa (ESO, por sus siglas en ingles).
La confirmación de la presencia y actividades de Hezbollah fue informada por la Policía Nacional a través de la Dirección de Inteligencia colombiana y se fundamenta en un trabajo de investigación conjunta con la DEA estadounidense que llevo más de tres años.
Según los informes, la investigación permitió establecer la consolidación de empresas y plataformas comerciales que operan como “tapaderas” del accionar de Hezbollah en el desarrollo de actividades financieras directamente relacionadas con el lavado de activos y el derivado de sus ganancias en distintos ilícitos, entre los que se cuentan el narcotráfico, la exportación y venta de automóviles robados y las estafas a los bancos y clientes a través de tarjetas de crédito falsificadas. A ello se suma el reclutamiento de elementos locales para futuras operaciones terroristas.
La Policía Nacional de Colombia, en conjunto con Interpol a través de la DIJIN, ha identificado las prioridades de Hezbollah en Colombia: en primer lugar, la organización terrorista trata de preservar la seguridad y permanencia clandestina de sus integrantes mediante el asentamiento de ciudadanos originarios de Oriente Medio en ciudades como Cartagena, Barranquilla y Maicao, a quienes una red de falsificadores de documentación venezolanos cercanos a la vicepresidencia de Venezuela y relacionados con las FARC provee de cédulas de identidad colombianas apócrifas.
Un segundo aspecto al que la organización da relevancia es la construcción de sociedades comerciales dedicadas principalmente a la venta de textiles, incluyendo ropa de contrabando que trae desde Panamá, exportaciones de carbón hacia El Líbano, que serian coordinadas por el líder operativo Amer Mohamed Akil y también la venta de carne. Según la inteligencia colombiana, de todo lo recaudado en estas operaciones, el 80 % se utiliza para financiar a la organización terrorista que recibe el dinero en Beirut a través bancos europeos (dos entidades bancarias alemanas están siendo investigadas actualmente por la propia Unión Europea y son monitoreadas por agencias internacionales por esta operatoria). El 20% restante de la rentabilidad de los ilícitos se re-invierte en continuar las operaciones en Colombia y Panamá.
La mayoría de las compañías conformadas por la organización terrorista son Sociedades Anónimas Simples (S.A.S), casi todas reúnen elementos y visos de ser legítimas y en algunos casos también se dedican a importar y exportar materiales que luego son insumos útiles de posibles acciones terroristas, según el informe policial. En ese sentido, la DIJIN ha identificado conexiones de Hezbollah con la Oficina de Envigado, hecho que fue documentado por la DEA en 2016, así como el lavado de activos con particulares colombianos, situación que ha sido seguida por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Uno de los casos más representativos es el de Ayman Saied Joumma, colombo-libanés vinculado con el alias de “Talibán”, de la Oficina de Envigado y quien fue capturado en Bogotá en 2008 y extraditado en 2009.
La estrategia de adoctrinamiento y reclutamiento se realiza en varias fases: en primer lugar, a través de la búsqueda y captación de simpatizantes en mezquitas y centros culturales para ser enviados al Líbano mediante la figura de “becas de inclusión”. En Colombia, hay cerca de 40.000 musulmanes, 5 mezquitas y 10 centros culturales, y el nivel de conversiones al islam ha crecido un 40% en los últimos 15 años, según la Seguridad Interior de Colombia.
Según el informe 2017 de actividades anti-democráticas de la Policía de Colombia, otro aspecto muy utilizado por Hezbollah tanto en su país como en Panamá, es el uso de las redes sociales para identificar cibernautas simpatizantes a los que se les efectúa un seguimiento de actividades para luego contactarlos, adoctrinarlos e incorporarlos al Islam para convertirlos en operativos a los que se les asigna la creación de foros y plataformas virtuales para promover el debate de la política anti Occidente, comenzando por Estados Unidos.
En cuanto al modus operandi netamente terrorista y militar, la Policía colombiana ha indicado que, primero definen los objetivos terroristas desde la Secretaría General en Líbano por ordenes de Teherán, y es entonces que el comandante militar de la Organización de Seguridad Externa, designa los integrantes de sus células de activación y apoyo, siendo parte de éstas últimas Abdala Rada Ramel, líder de las operaciones en Panamá, quien ha visto asiduamente en Bolivia, Paraguay y Venezuela, además de desarrollar actividades comerciales de exportación de telas y ropa, y exportación de carbón, Rada Ramel tiene un amplio récord de movimientos migratorios entre países como Venezuela, Panamá, Paraguay, Brasil, Argentina, Alemania, Suiza y Estados Unidos y es sindicado por agencias internacionales como una figura de mayor relevancia en materia de actividades relacionadas a las finanzas y movimientos de dinero desde Panamá y Colombia hacia El Líbano.
El caso aquí en este tema que nos concierne, es que si el candidato presidencial Iván Duque, quien es patrocinado directamente por el expresidente Uribe, se llega a coronar como presidente de la república el día 18 de junio en la segunda vuelta de elecciones frente al candidato de extrema izquierda, Gustavo Petro, sin lugar a dudas el grupo terrorista y guerrillero de las Farc regresarán inmediatamente a las armas y la pregunta que surge es que si su actual socio comercial en el narcotráfico, el grupo terrorista islamista Hezbolla, estaría dispuesto a apoyarlo militarmente en esta nueva guerra contra el gobierno colombiano entrante.
Esperemos que no sea así.